miércoles, 12 de octubre de 2011

Juan Pablo, la Iglesia y la droga.

El Beato Juan Pablo II nos dice cuál sea la tarea de la Iglesia en el problema de la droga: La propuesta de la Iglesia es un proyecto evangélico sobre el hombre, del amor de Dios que no quiere la muerte sino la conversión y la vida (Ez 18,23) con la finalidad de que el tóxico dependiente conozca y experimente el amor de Cristo. Lleva al hombre al descubrimiento de su propia dignidad como sujeto activo. Le enseña la razón que justifique su existencia y le permita abrirse y renacer a un ideal auténtico de vida. Así la Iglesia propone un mensaje de esperanza y un servicio que va al centro del hombre y señala rumbos de vida. Es un anuncio que mira a la conversión cristiana, es decir, a la adhesión plena y sincera a Cristo y a su Evangelio mediante la fe; significa aceptar con decisión personal la soberanía de Cristo y llegar a ser sus discípulos, el toxicómano escucha en especial el "Venid a mí todos los que estéis cansados y agobiados que yo os aliviaré" (Mt 11,28). La Iglesia propone pero no impone.  Lleva al hombre al descubrimiento de su propia dignidad como sujeto activo. La droga no se vence con la droga. Le enseña la razón de su vida en la resurrección,  le habla de su responsabilidad eterna. Evangelizar al mundo de la droga implica tres pasos: anunciar el amor paterno de Dios, denunciar los males que causa la droga, testimoniar el servicio al tóxico dependiente. El modelo cristiano de la familia permanece como el punto de referencia prioritario para la prevención, recuperación e inserción del toxicómano en la sociedad. 

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