miércoles, 20 de julio de 2011

Hacia una síntesis de qué sea la Conciencia


La conciencia es el núcleo más secreto y sagrado del hombre. Atestigua la autoridad de la verdad con referencia al Bien supremo por el cual la persona humana se siente atraída y cuyos mandatos acoge. La conciencia moral es un juicio de razón por el que la persona humana reconoce la calidad moral de un acto concreto. La conciencia es el primer Vicario de Cristo (Newman, Carta al duque de Norfolk). En todo lo que dice o lo que hace el hombre está obligado a seguir fielmente lo que sabe que es justo y recto. La verdad sobre el bien moral, declarada en la ley de la razón es reconocida práctica y concretamente por el dictamen prudente de la conciencia. Se llama prudente al hombre que elige conforme a este dictamen o juicio. Tranquilizaremos nuestra conciencia ante el Señor en caso de que la misma conciencia nos condene; pues Dios es más grande que ella y conoce todo (1Jn 3,19-20). El hombre no debe ser obligado a actuar contra su conciencia. Ni se le debe impedir que actúe según su conciencia, sobre todo en materia religiosa (DH 3). Una conciencia bien formada es recta y veraz. La educación de la conciencia es tarea de toda la vida; engendra la paz en el corazón. Ante la necesidad de decidir moralmente, la conciencia puede formular un juicio de acuerdo con la razón y la ley divina. En situaciones difíciles, hay que interpretar los datos de la experiencia y el entorno en que nos encontramos gracias a la virtud de la prudencia, a los consejos de personas entendidas y con la ayuda del Espíritu Santo y sus dones. Ante una decisión moral, la conciencia puede formar un juicio recto de acuerdo con la razón y la ley divina o, al contrario, un juicio erróneo que se aleje de ellas. El ser humano debe obedecer siempre el juicio cierto de su conciencia. La conciencia moral puede permanecer en la ignorancia o formar juicios erróneos. Estos errores no están exentos siempre de culpabilidad. La Palabra de Dios es una luz para nuestros pasos. Es preciso que la asimilemos en la fe y en la oración, y la pongamos en práctica. Así se forma la conciencia moral. la conciencia es actuar según la voluntad de Dios, de acuerdo a la Sangre  redentora de Cristo, y al Espíritu Santo.

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