miércoles, 27 de julio de 2011

¿Los Estados Unidos tienen fe?


En Los Estados Unidos de América, se realiza el diálogo ciencia-fe, aunque estos diálogos se centran más bien en el cómo hacer y no en el qué sean las  cosas; se tocan más bien temas morales, o de ética o de biogenética; o bien sobre la creación, sobre la política, o temas científicos,  la escucha de la Palabra articula la piedad cristiana en los ambientes americanos cambiantes. En Estados Unidos no se puede decir que se ha cerrado la puerta al Trascendente, aunque no se exprese esta apertura teológicamente. Hay una fe profunda en Dios. Se puede constastar que tantas veces, aun en el campo religioso se confunden los principios cristianos con los pragmatismos políticos. Al exterior, se aprecia que las películas que se producen en los Estado Unidos,  no son cristianas y que influyen grandemente en los criterios públicos de otros países. Sin embargo a pesar de esta apariencia al exterior, la religiosidad adentro es muy fuerte, aunque diferente de otros países,  ya que cada quien la vive según sus pre-conceptos y experiencias diversas. La oración y la escucha de la Palabra articulan, hasta cierto punto, la piedad cristiana en ambientes cambiantes. Todo esto hay que tenerlo muy en cuenta de parte de la Evangelización que se quiere dar a los inmigrantes, y desde los países de emigrantes, ya que la fe y religiosidad católica de estos últimos, puede ayudar en mucho a la Evangelización requerida en los Estados Unidos.

¿Basta en México aceptar socialmente la libertad de creencias?


Cultura viene de culto, la cultura es la epifanía de Dios, su sacramento. Hay una tentación permanente de quitarle a Cristo su Cuerpo: un Cristianismo sin Iglesia es un Cristo sin Cuerpo. El mundo está sin esperanza de salvación; los tentativos políticos y económicos de toda clase, han terminado en fracaso si no se toman integralmente en bien de todo el hombre y no sólo de su materialidad;  la ausencia de Dios crea incluso un problema ecológico. El hombre es un microcosmos: “como en el cielo así en la tierra”. La herejía monofisita (Monofisita, una sola naturaleza), que piensa que en Cristo sólo se encuentra la naturaleza divina sin la humana, se vuelve a imponer cuando se quiere concebir cultura sin culto. Cristo nunca debe ser separado de la cultura popular. Pues la cultura es la humanización de la naturaleza. Sin humanización se pierde la integridad humana de Cristo. Por esto es absurdo un mundo sin Cristo. En una sociedad se impone la libertad religiosa, no basta con la libertad de creencias pues ésta ve sólo al interno del hombre, se necesita su “epifanía”, esto es todo lo externo que exige una religión. De lo contrario, destruimos al hombre.

domingo, 24 de julio de 2011

¿Para qué sirven los cuidados paliativos?

Como hemos ya afirmado, los cuidados paliativos son aquellos que se dispensan a enfermos terminales cuando no operan ya los cuidados curativos. Alivian al enfermo, pero no lo curan. Su finalidad es dar y aumentar la calidad de vida en los últimos momentos de la existencia humana. Estos cuidados  ayudan a reconocer la dignidad de la persona humana y ponerla en capacidad de afrontar el momento decisivo de la muerte con plena conciencia y plena humanidad, en el sentido de estar en capacidad de cumplir de la mejor manera el acto más decisivo de toda la existencia terrena: el morir. Son la respuesta ética a la fase final de la vida. Se recomiendan vivamente porque facilitan el control de síntomas, en especial, del dolor; porque prestan al enfermo una atención personalizada e integral en las diversas esferas en que se manifieste el dolor. Porque sirven de soporte a la familia del paciente, esto es, facilitan la comunicación entre la familia y el paciente y viceversa. Y porque mantienen en condiciones óptimas a los profesionales que suministran estos cuidados, ya que el desgaste de ellos al atender a enfermos terminales es muy fuerte.

¿Se ha preocupado la Iglesia católica por los cuidados paliativos?


En la Tradición de la Iglesia católica se encuentra desde temprana época la fundación de hospitales, en los cuales de una manera especial se atendían a los moribundos. Se daban diferentes prescripciones sobre la “cura animarum” (atención a las almas), que especialmente insistían en los cuidados espirituales para los moribundos. De aquí el mandato a los médicos en la Edad Media, de informar al enfermo de su estado de gravedad y de proveer a los auxilios espirituales necesarios de manera que quien no lo hacía era castigado. En 1403 aparece una obra del clérigo  Jean de Gerson, canciller de la Universidad de la Sorbona en París, titulada “Opus tripartitum” (Obra en tres partes), en la cual, la tercera se titulaba "Ars Moriendi" (Arte de morir), y que tuvo muchísimo éxito, tanto que se divulgó por todas partes, haciendo traducciones a diversas lenguas. La convicción de la Iglesia es que “es un verdadero arte ayudar a morir”. Esta preocupación cubre los demás siglos. Al llegar al siglo XIX, la Iglesia funda los "hospicios" para la asistencia pastoral y espiritual de los enfermos.. Así llegamos al s. XX y nos encontramos con la iniciadora formal de lo que hoy llamamos Cuidados paliativos, la enfermera inglesa Cecyle Saunders

Cuidados paliativos en la Sagrada Escritura:



En el Antiguo Testamento aparece en el Qohelet (3,3) que hay un tiempo para vivir y otro para morir. Se habla de algo vital, en la vida hay tiempo para morir. En los Evangelios el Señor dice emplean el tiempo para morir bien : "De qué le sirve al hombre..." (Mt 16,26). Desea compañía al morir: en el Huerto dice a sus discípulos, "Quédense aquí..." (Mt 26,38). Pide "paliación" del dolor: "Padre, si es posible aleja de mí este cáliz..."(Mt 26,39). Enuncia la finalidad de la muerte y así de estos cuidados: "todo está consumado" (Jn 19,30). Indica la actitud que debe acompañar dichos cuidados: "Padre, en tus manos encomiendo mi Espíritu..."(Lc 23,46).  La concepción paulina de morir con Cristo, motivó en los primeros siglos de la Iglesia los cuidados necesarios para que los cristianos pudieran tener fuertemente esta experiencia pascual. Se proveía a que tuvieran la asistencia espiritual necesaria para este paso fundamental.. De aquí el mandato expreso de asistir a los moribundos e incurables. Cambio absoluto de concepción respecto a la mentalidad griega.

Prehistoria de los cuidados paliativos


En el pensamiento griego hipocrático no se contemplan los cuidados paliativos, se distingue entre enfermedades “tiquéticas”  producidas por la "tiqué" (azar) y enfermedades “ananquéticas” (anánke=violencia, fatalidad), las primeras tienen cura, no así las segundas, en las que no hay que intervenir. Sin embargo hay una fábula griega que se pone como origen de los cuidados paliativos. En esta fábula se narra que un día, paseando a la orilla del río, "Cura" plasmó de tierra una estatua, y suplicó a Zeus que le diera un alma. Lo hizo Zeus per exigió darle nombre a la estatua. Cura no estuvo de acuerdo. Como estaba hecha de tierra, intervino la Tierra para darle el nombre. Ni Cura ni Zeus estuvieron de acuerdo. Para zanjar la disputa llamaron a Saturno, el más viejo de los dioses. Este dijo: Tú Zeus le diste el alma, cuando perezca te la regresará. Tú Tierra, le diste el cuerpo, cuando perezca te lo regresará. Tu Cura la formaste, la acompañarás toda la vida. Su nombre será, "Hombre",  porque viene del "humus", esto es, se llamará tierra fértil. En este acompañar toda la vida, algunos ven el origen de los cuidados paliativos, ya que "Cura" tendrá cuidado del hombre hasta que se muera (Libro de Fábulas, a.17 d.C.)